José Antonio Varela: ‘El cine es cuestión de defensa y soberanía cultural’

 

 

El cineasta José Antonio Varela ocupó la presidencia de la Villa del Cine desde 2010 a 2014, entrando a participar en el diseño de las políticas cinematográficas. Como creador, se había dado a conocer en 2007 por su adaptación al cine de la novela de Farruco Sesto, La clase. Poco después presentó Comando X, una sátira de la oposición venezolana.

Como escritor, junto a su hermano José Luis Varela, ha dando su aporte en producciones como Bolívar, el hombre de las dificultades, y Azú, alma de princesa, ambas de Luis Alberto Lamata. Varela ha firmado otros guiones, entre ellos el de la película de Servando y Florentino; Muchacho solitario y para la Villa del Cine con Muerte en alto contraste, ambas películas dirigidas por César Bolívar, con quien ha trabajado extensamente.

Abril, su tercer largometraje como director, versa sobre los hechos del golpe de Estado de 2002.

¿Cuál es su visión sobre el momento actual del cine venezolano, su devenir en los últimos diez años, y el futuro a corto y mediano plazo?

La revolución bolivariana tiene grandísimos logros en el área del cine. Pasamos de estrenar una película al año en los 90, a 30-40 películas al año en este siglo. Es una cuestión de defensa, de soberanía, que cuando tú quieras presenciar una manifestación artística, las ofertas sean nacionales. Eso nos define como país, como humanidad y pensamiento. Entonces rescato todo lo que se logró. Hay un cine hermoso y reconocido en Venezuela y el mundo, con cifras de taquilla muy grandes: Brechas del silencio gana el premio de El Cairo, que no se ganaba desde Araya (1959). Venezuela no había ganado nunca (el Festival de) Venecia, y ahora pudo hacerlo con Desde allá. Puedo nombrar 200 premios internacionales importantes que se ganaron en estos 10 años; eso tiene un valor, una fuerza de soberanía cultural y de defensa de nosotros; (significa) decir cómo somos aquí y ahora… Hay que revisar lo que pasó, ¡porque hubo aciertos y fallas! El cine es necesario,  importante, (pero) tiene que repensarse, porque estuvo basado en un modelo rentista. Usando fondos parafiscales que el Estado dispuso (fue que) se pudieron hacer todas esas películas… (Quizás) podamos crear (mediante una) “economía naranja”, un cine redituable de alguna forma. Quizás no, porque la dura realidad es que el cine, como espectáculo artístico en salas, sólo es redituable en EEUU, la India y Nigeria; de resto subsiste con apoyo del Estado, porque es cultura, no sólo negocio. Afortunadamente, el cine se hace no sólo con dinero sino con otras cosas… que las tenemos. El mejor cine no es el más caro, a mi juicio. Tenemos que reinventarnos, así como en muchas otras cosas (…) tenemos que sembrarlo, cosecharlo… hacer un cine en las condiciones actuales, que puede ser diferente y mejor, (precisamente) por ser diferente. Queremos buscar otros cines, ver en otras cinematografías. El cine industrial que da muchos dividendos tiene que convivir con otras formas, así como coexisten las grandes fábricas de leche con los conucos.

 

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